Si preguntáramos a un corredor de Marathon porqué lo hace seguramente nos diría que porque le gusta, porque supone un reto, una prueba para su cuerpo y también para su mente.
Lo primero que se plantean los corredores populares es poder finalizar la carrera. Poco a poco, y a medida que van entrenando, empiezan a plantearse otra meta: realizar la carrera en un determinado tiempo.
En ambos casos, el objetivo es superarse a sí mismo, ser mejor cada vez. Da igual lo que hagan los otros, lo importante es luchar contra las adversidades y contra el crono. Y en esa lucha, la motivación y la fortaleza mental juegan un papel fundamental, sobre todo, en la última parte de la carrera cuando las fuerzas flaquean considerablemente.
Pero, ¿cómo conseguir esa fortaleza mental y cómo mantenerla durante la carrera?.
Al igual que se realiza una preparación física, es necesario prepararse mentalmente. Y para ello, es necesario conocer el estado mental de los corredores. Algunos autores consideran que antes de una carrera, el estado psicólogico de los deportistas está determinado por la ansiedad somática, la ansiedad cognitiva y la autoconfianza (e.g., Gould et al., 1987; Burton, 1988; Martens, Vealey y Burton, 1990a; Buceta, López de la Llave , Pérez-Llantada, Vallejo y del Pino, 2003). En otras palabras, el cuerpo se prepara para la acción (ansiedad somática); los pensamientos negativos, preocupaciones, dudas, etc. que les empieza a pasar por la cabeza (ansiedad cognitiva) y por último, las expectativas de éxito que tienen con respecto al objetivo marcado (autoconfianza).
Cada corredor debe conocer su nivel óptimo en esos 3 factores y regularlos hasta conseguirlo. Si, por ejemplo, estamos más activados fisiológicamente de lo necesario, sería conveniente realizar técnicas de relajación; si tenemos pensamientos negativos que nos están interfiriendo podríamos usar técnicas como la parada de pensamiento o el desvío de la atención y si no tenemos mucha autoconfianza sería conveniente repasar los objetivos planteados y el procedimiento seguido. Por supuesto, todo esto no puede hacerse por 1ª vez justo antes de una carrera, es necesario entrenarlo antes.
Igualmente es necesario que cada corredor conozca las fases por las que va pasando durante la carrera con la finalidad de poder usar diferentes estrategias cognitivas que le permitan regular sus fuerzas y optimizar su rendimiento.
En este sentido, Tomás Vich Rodríguez, en su libro “Qué pasa por la cabeza del corredor de maratón” del 2003, señala 6 etapas emocionales:
- Euforia (antes de la carrera- primeros kilómetros) y Charla (6 ó 7 kms a 14-15kms): En estas 2 primeras etapas, el estado físico de los corredores es bueno y el estado anímico positivo, lo que puede conllevar a acelerar el ritmo.
- Transición (16-17 kms a 22-23 kms): El corredor está centrado en la carrera, no tiene la euforia del comienzo y todavía las fuerzas no flojean.
- Latente (24-25 kms a 30-31 kms): Comienzan a surgir las primeras evidencias de cansancio físico y mental. Empiezan a aparecer los primeros pensamientos negativos: ¿cuánto queda?, quiero terminar ya, etc.
- Sufrimiento (32 a 42 kms): Como su propio nombre indica, en esta etapa, el corredor sufre, está agotado física y mentalmente.
- Éxtasis (últimos metros de carrera): La visión de la meta cercana, permite obtener un plus de energía que permite al corredor llegar.
Siguiendo este planteamiento, los corredores deben en las primeras etapas, controlar esa “euforia” y dosificar las energías, ya que luego las necesitarán. Para ello, sería conveniente llevar un pulsómetro con el que controlar el pulso cardíaco, manteniéndolo lo más regular posible durante la carrera. También es bueno usar técnicas cognitivas como las autoinstrucciones. Es decir, el corredor se va diciendo así mismo qué hacer en cada momento. Por ejemplo, acabo de empezar la carrera, voy a tantas pulsaciones, llevo un ritmo adecuado. Me siento muy bien, pero no voy a forzar, seguiré a este ritmo porque luego lo voy a necesitar, etc.
Después en la fase de latencia, cuando empiezan a aparecer los primeros signos de cansancio, los corredores deberían interpretar correctamente sus sensaciones (e.g., identificar carga muscular de calambres). A medida que se va haciendo ese examen corporal, es conveniente darse autoafirmaciones: “pulso adecuado, bien; tengo algo cargados los gemelos, es normal en esta fase; venga, que lo estás haciendo muy bien, puedes hacerlo, sigue así, etc.
A medida que el cansancio va haciendo mella en el corredor (fase de sufrimiento), sería conveniente plantearse objetivos cortos que permitieran al corredor autorreforzarse más a menudo. Es decir, en vez de pensar si quedan 8 ó 10 kilómetros , plantearse objetivos kilómetro a kilómetro. Ej: a ver cuanto tiempo tardo en hacer este kilómetro, a ver si consigo hacer el mismo tiempo que el kilómetro anterior, etc.
En esta misma fase, cuando aparezcan pensamientos negativos (e.g., ya no puedo más, me duele todo, etc.), los corredores pueden darse automensajes positivos (e.g., has llegado hasta aquí, lo puedes hacer, etc.) y/ o usar estrategias atencionales disociativas, es decir, pensar en cosas que les distraigan como, por ejemplo, contarse una historia, imaginarse a si mismo en un sitio agradable, etc. No obstante, es importante no usar estas estrategias durante mucho tiempo ya que podemos darnos cuenta tarde de la existencia de calambres musculares o pájaras, no pudiendo hacerles frente, y por tanto, tener que abandonar la carrera.
En definitiva, los corredores de marathon son personas con un gran espíritu de lucha y esfuerzo, que deben superar las adversidades y dificultades que les van surgiendo en cada carrera a través del autoconocimiento y autorregulación de sus fuerzas y posibilidades.
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