EAR psicólogos

6 de marzo de 2015

La comunicación no verbal en el deporte



En la actualidad, uno de los temas más tratados en cualquier ámbito de la gestión de personas es la comunicación. De hecho, muchos denominan a la etapa que estamos viviendo la era de la comunicación. Los móviles, Internet, los servicios de mensajería instantánea,… son elementos que nos acercan a otras personas, pero paradójicamente cada vez nos comunicamos peor.

En el mundo del deporte (fiel reflejo de la sociedad actual) ocurre lo mismo. Así cuando un entrenador tiene que dirigirse a un jugador o un deportista, se comunica a través de mensajes en vez de hacerlo presencialmente, y esto, genera problemas de comunicación.

¿Por qué?
Porque los mensajes escritos no facilitan toda la información necesaria para establecer una buena comunicación, dejan atrás todo lo relacionado con las motivaciones, actitudes y estados emocionales de los interlocutores; y cuando no tenemos toda la información, la inferimos, pero en base a nuestras percepciones, es decir, la interpretamos a nuestra manera y ahí, vienen los fallos en la comunicación. Pensemos ¿cuántas veces hemos tenido problemas con alguien cercano porque no ha interpretado igual que nosotros un mensaje que le hemos enviado? Y es que alrededor del 80% de la información que recibimos se debe a la comunicación no verbal, y los mensajes, a pesar de los famosos emoticones, carecen de ella. Además, es más fiable ya que tiene menos probabilidades de hallarse bajo control consciente y por tanto, es más difícil manipularlo o disimularlo. Por contra, también es más difícil interpretarlo, por lo que es conveniente siempre tener en cuenta el contexto.

Pero ¿cuáles son los elementos de la comunicación no verbal?

Fundamentalmente, los aspectos a tener en cuenta en la comunicación no verbal son:
  • La expresión facial. Nos facilita información de carácter emocional, de tal manera que podemos saber si una persona está triste, alegre, concentrada, despistada…  y es que como dice el refrán: “la cara es el espejo del alma”. Concretamente, nos fijamos en la mirada y la sonrisa. La primera, regula el acto comunicativo (e.g., si durante una conversación entre jugadores, uno de ellos retira la mirada de su interlocutor, éste interpretará que quiere terminar la charla) y permite expresar emociones (e.g., cuando un jugador después de un cambio, mira fijamente al entrenador, éste puede interpretar que no le ha sentado nada bien el cambio). La segunda, es una gran facilitadora de la comunicación, permitiendo relajar posibles tensiones. Cabe señalar que, en muchas ocasiones, la expresión facial de los entrenadores dificulta la comunicación con sus jugadores, o incluso con los familiares, lo que, a largo plazo, puede suponer un mayor problema.
  • Los gestos con las manos. Sirven para enfatizar los mensajes o incluso sustituirlos, pero deben ser armónicos con el resto del cuerpo y con el mensaje que estamos transmitiendo, ya que si no, pueden distraer. En el ámbito deportivo, son muy utilizados, por ejemplo, un base que marca con su mano la jugada de ataque a realizar; un portero que con la mano le dice a los defensas cómo colocarse en la barrera; un entrenador que desde la banda da instrucciones a sus jugadores a través de sus gesticulaciones, etc.
  • La postura. A través de ella, podemos saber el grado de tensión-relajación de nuestros oponentes, lo que resulta muy útil en algunos deportes como el tenis. Por ejemplo, si observamos que nuestro rival tiene una postura muy rígida, puede ser debido a que está nervioso, y, por tanto, decidir ser más agresivos en nuestro juego, atacándole más.
  • La proxemia o proximidad espacial. Matiza la calidad y el tipo de relación. A medida que las distancias se acortan, la relación aumenta en confianza. Este dato es importante para conocer el grado de confianza entre los miembros de un equipo, del cuerpo técnico o para mejorar la relación con los padres de nuestros jugadores. En ese sentido, la distancia ideal para que un entrenador se dirija a sus jugadores o deportistas oscila entre 46 y 80 cm (aproximadamente la distancia del brazo estirado), y entre los entrenadores y los padres de los jugadores aumentaría algo, aunque seguiría siendo una distancia personal (80-120 cm).
  • La paralingüística. Se refiere a los elementos de la voz humana que permiten dotar de expresividad a los mensajes, contextualizarlos y otros efectos como captar la atención. Algunos de estos elementos son el volumen, la latencia, el tono o inflexión, el timbre, la claridad, la fluidez, los silencios, etc. Los entrenadores, sobre todo, tienen que controlar todos estos aspectos y utilizarlos de forma adecuada según la situación. Por ejemplo, durante un tiempo muerto, han de mostrar un volumen adecuado, vocalizar, tener fluidez, etc.; durante la reunión con los padres, han de controlar el tono y volumen, así como la latencia, etc.

 Por tanto, si queremos mejorar la comunicación con nuestros deportistas, familiares, entrenadores, etc., es necesario tener en cuenta estos elementos de la comunicación no verbal, interpretando cada uno de ellos de acuerdo con el contexto donde se produzcan y respondiendo en consonancia.

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