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26 de enero de 2014

Jóvenes deportistas "quemados". SÍNDROME DE BURNOUT



Cada vez son más los profesionales de la sanidad y de la educación que señalan la importancia y los beneficios de la realización de deporte en la infancia y en la juventud. No obstante, ésta debe estar bien dirigida por los técnicos deportivos y por los padres ya que si no, puede convertirse en una fuente generadora de estrés e incluso provocar en los jóvenes deportistas el síndrome de burnout o de “estar quemado”.

Pero ¿ qué es el síndrome de burnout?.
Según Pines, Aronson y Kafry (1981), este síndrome se caracteriza por ser un estado de agotamiento físico, emocional y mental que se genera cuando la persona está implicada en situaciones que le afectan emocionalmente durante largos períodos de tiempo. Es decir, cuando se repiten o se mantienen en el tiempo situaciones de presión emocional. Por ejemplo, las producidas por el entorno que rodea al deportista (afición, club, entrenador, familiares, etc.). Así, pensemos en el entrenador que sólo se fija en los resultados, en los padres que exigen cada vez más a sus hijos. Sin embargo, a veces la presión puede ser ejercida sin conocimiento. De hecho, son varios los padres que últimamente se han puesto en contacto con nosotros para saber si presionan en exceso a su hijo/a.

Para ello, conviene conocer que el burnout implica una pérdida progresiva de motivación, energía y entusiasmo, que da lugar a la aparición de un estado de fatiga y de una actitud pasiva, e incrementando la irritabilidad y la falta de confianza. En última instancia, puede ser causa de abandono de la práctica deportiva, de hecho, es uno de los principales motivos por los que los jóvenes deportistas dejan el deporte.

Por tanto, para saber si un deportista está sintiendo excesivo estrés por su participación deportiva conviene observar su comportamiento y su actitud ante el deporte. No obstante, el burnout no aparece de repente, sino que más bien es algo progresivo. Según Loehr (1990), su aparición se estructura en tres fases:
  1. El sentimiento de entusiasmo y energía empiezan a disminuir.
  2. A la falta de esa capacidad energética se une el padecimiento de angustia y abandonos coyunturales.
  3. Al final, se produce una pérdida de confianza y autoestima, depresión, alienación y abandono.
De acuerdo con esto, en cuanto notemos que el deportista empieza a mostrar cierta desmotivación por el deporte debemos plantearnos qué le ocurre.

Pero ¿todos los deportistas en situaciones de presión sufren burnout?
No. Según el estudio realizado por Vives y García de los Fayos (2004), algunas características cognitivas parecen predisponer a los deportistas a padecer burnout ya que les impide afrontar de forma adaptativa las situaciones de estrés. Así, tienen la percepción de altas exigencias de rendimiento, resultados y demanda de tiempo, presentan menor nivel de autoconfianza, mayor nivel de presión por las expectativas que genera su rendimiento, poca motivación y tienen menos recursos para controlar el estrés. De hecho, ante situaciones estresantes, tienden a aislarse o concentrarse en su propia experiencia en vez de buscar soluciones, no percibiéndose como únicos responsables de los resultados.

Por tanto, dado que es difícil controlar o evitar las situaciones estresantes, resulta necesario que los deportistas aprendan una serie de habilidades que les permitan afrontar con eficacia las situaciones estresantes que puedan encontrarse.

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