EAR psicólogos

22 de septiembre de 2014

GESTIÓN DE EMOCIONES: Mundial de Basket España 2014

Foto sacada de www.elpais.com

Recientemente hemos vivido un batacazo importante en el mundo del baloncesto, la derrota en cuartos de final de España (nuestra ÑBA) frente a Francia ha abierto muchos debates y cuestiones sobre la manera de proceder del equipo y del ya ex seleccionador nacional. Si bien la mayoría se ha centrado en la ausencia de formación y/o experiencia técnico-táctica, aspectos que se escapan a este blog, no se ha hecho especial mención a un dato que creo que también ha sido muy importante: la gestión de las emociones, tanto propias (del equipo técnico) como del grupo (los jugadores).

 Y es que, a pesar de que hablemos de profesionales, que cobran en un año lo que nosotros no cobraremos en toda nuestra vida, son personas. Y las personas, queramos o no, tenemos emociones, que si no sabemos manejar, nos puedan hacer pasar una mala jugada. Y si no, que nos lo digan en el partido contra Francia. Sinceramente, ¿alguien cree que técnicamente o físicamente los franceses eran superiores a nosotros? Yo creo que no, pero mentalmente nos dieron una lección, desde el entrenador hasta el último de los jugadores.

 En primer lugar, es importante señalar que emociones y pensamientos van cogidos de la mano. Como ya hemos tratado en otros artículos sobre emociones, cuando una persona está contenta tiende a pensar de forma más positiva que cuando está triste o enfadada. Y viceversa, cuando una persona tiene pensamientos negativos, tiende a sentirse peor que cuando tiene pensamientos positivos. Teniendo esto en cuenta, recordemos como al inicio del tercer cuarto, los franceses con la salida y posterior tangana de Pietrus, cortó la racha positiva de España. Los pensamientos y sensaciones positivas debidas a  varias buenas jugadas se cortaron y dieron lugar a enfados y frustraciones.

De forma similar, cuando una persona tiene unas determinadas expectativas sobre un evento, y éstas no se cumplen se generan respuestas emocionales. En primer lugar, sorpresa (recordemos la cara de Orenga desde el comienzo del partido), ya que lo que se esperaba que ocurriera no se estaba produciendo. Después, se empieza a hacer una valoración cognitiva de por qué está pasando eso (ej: si es relevante para cumplir el objetivo planteado, quien es el responsable, qué consecuencias tiene, etc.) y en función de ésta, se sentirá miedo, tristeza, enfado, culpa, etc. Cuando una persona empieza a pensar en lo que está perdiendo, en las consecuencias que puede conllevar que no se cumplan las expectativas, siente miedo y el miedo tiene dos posibles conductas: huir o paralizarse. Y en ese partido, hubo parálisis en el equipo técnico, se bloquearon y su respuesta ante la rotura de expectativas fue no hacer nada (o por lo menos eso es lo que se vivió desde fuera).

Pero hubo más emociones puestas en juego....

Varios jugadores mostraron cierto nerviosismo o ansiedad por mostrar sus cualidades, no sólo en este partido, pero quizás por el resto de circunstancias fue donde más se notó. Cuando una persona está nerviosa, es decir, tiene un elevado nivel de activación, tiende a precipitarse en sus decisiones, su tono muscular es elevado por lo que los movimientos son más bruscos e imprecisos lo que conlleva más errores, esto a su vez hace aumentar la preocupación y por tanto, la ansiedad, afectando negativamente al rendimiento (para profundizar más ver artículo relativo a ansiedad deportiva).

¿Cómo es posible que jugadores con una dilatada experiencia y un historial de éxitos puedan estar ansiosos por mostrar sus cualidades? Pues porque no hay confianza en ellos. Esto no se gestionó adecuadamente. Ante el más mínimo atisbo de duda es importante hablar con el jugador, darle confianza y centrarle en lo importante, básicamente en lo que sabe hacer y por cierto, muy bien.

Por otro lado, otros jugadores estuvieron descentrados, especialmente Pau y Marc. Por motivos diferentes (lesión y reciente paternidad), estuvieron mentalmente fuera de la pista. En el segundo caso, durante todo el partido. Si bien esto puede ser comprensible, es necesario gestionarlo para conseguir que no ocurra o afecte mínimamente. Y esa gestión no sólo depende del jugador ya que, no siempre puede conseguirlo solo (recordemos eso de que somos personas), sino que tiene que haber alguien que le ayude y, no tiene porqué ser el entrenador. En este punto, es donde creo que por fin las autoridades competentes se tiene que dar cuenta  de la importancia del psicólogo deportivo e incorporarlo como una figura más dentro de los equipos deportivos de alto rendimiento. Si hay un preparador físico y un fisioterapeuta para el aspecto físico, si hay tres entrenadores para el aspecto técnico-táctico, ¿por qué no se incluye al psicólogo deportivo para el aspecto psicológico? ¿por qué se insiste en que eso depende del propio jugador (como manifestó Pau en rueda de prensa) o del entrenador?

Se demostró que eso no es así, que el aspecto psicológico es tan importante que lo tienen que llevar personas que tengan formación y experiencia en ello, y no personas que tienen mucha voluntad y una mínima formación.

2 comentarios:

  1. Muy interesante, se puede y debe aplicar en muchas disciplinas deportivas como la que practico y enseño que es el Ajedrez!

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  2. Esclarecedor a lo que acontece en el combinado nacional senior.

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